Hace casi 70 años, Francisco
Bores, pintor Español de la llamada Nueva Escuela de París, recibió un encargo
del crítico y editor Tériade. El encargo consistía en ilustrar el poema de “L’apres-midi d’un faune” que Stephane Mallarmé había escrito
hace 78 años.
Bores no
se lo pensó y aceptó el reto. Sin embargo, nadie dijo que fuera a ser fácil. El
libro, que había de tener 84 páginas no llegó a concluirse. La guerra y
ocupación que Francia vivía en 1943 dieron lugar a grandes problemas económicos
que hicieron imposible la publicación del libro.
Aun así,
el Círculo de Bellas Artes de
Madrid ha recuperado 73 de
las más de 200 piezas que componían el poema y nos las muestra en la Sala Goya
de su primera planta hasta el 20 de enero de 2013.
Francisco
Bores, muy integrado en su Madrid natal, se formó en la academia de Cecilio Pla
y en las tertulias de los cafés madrileños. Se identificó plenamente con los
artistas y poetas afines al ultraísmo y con los pertenecientes a la generación del 27. Esta
afinidad se va a plasmar en sus obras a lo largo de su carrera, que se
desarrollará en su totalidad a partir de 1925 cuando se traslada a París, donde
se relacionará con grandes figuras como Picasso,
Juan Gris o Matisse.
Fue allí
donde recibe el encargo de ilustrar
el poema de Mallarmé. Los dibujos los realizó en el taller de Mourlot, en
la calle de Chabrol de París, donde habían trabajado y se habían formado
artistas como Picasso.
Mallarmé,
autor del poema que Bores debía representar decía que “es mejor pintar no la
cosa, sino el efecto que produce” Y es
precisamente de lo que Francisco Bores se encargó. Sus dibujos no quieren
plasmar la escena que el poema describe, sino el sentimiento que produce al
leerlo. Pretende transmitir, a través de sus pinceladas, sensaciones, emociones
y sentimientos.
Lo
consigue con unos dibujos originales e inundados de un estilo ultraísta; importancia de la
metáfora frente a la lírica, imágenes ilógicas, casi surrealistas, síntesis de
varias imágenes en una…
Consigue
transmitir también, gracias a la originalidad
y mezcla de diferentes herramientas y técnicas. Utiliza en un mismo dibujo lápices
grasos y lápices de grafito, a la vez que acuarela y tinta china. No solo es en
el dibujo donde mezcló técnicas y herramientas, sino que incluyó caligrafía y
fragmentos del poema en sus obras con
caligrafía manual, impresa y tipográfica.
No es el
único libro que Bores ilustró. Se encargó también de la ilustración de “El llanto por la muerte de Sánchez
Mejías” de Federico García
Lorca. Y Mallarmé no inspiró solamente a Bores con su poema, ya que sirvió de
inspiración a Debussy para su pieza musical “Preludio
a la siesta de un fauno”
Dos
artistas distintivos reunidos en pleno comienzo de la Gran Vía Madrileña.
(La exposición acaba el 20 de enero; por eso os dejo este pequeño resumen aquí, para quien se lo haya perdido y le hubiera podido interesar:) )
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