Ben Eine, el hombre de las letras, no se conforma con los muros y después de intervenir medio mundo, bufandas y cierres, se traslada al mundo de la cosmética y diseña el nuevo packaging de la icónica crema de manos de cáñamo de The Body Shop.
Este
londinene, nacido en los ’70, comenzó su andadura con el elemento central del
graffiti más puro, el tag. Las letras
fueron, (son y serán) el ADN de su arte, sin embargo, pronto se cansó de
“ensuciar la ciudad con las firmas de siempre” y quiso “embellecerla con algo
diferente”.