Hace
5 años Madrid amaneció diferente. Con cientos de personas en las calles,
decenas tomando las plazas y miles expectantes de saber qué es eso que estaba
surgiendo en la capital.
El suelo de la plaza que preside Carlos III sobre su
caballo se convirtió en el mejor colchón de Mayo y desde allí, desde el km 0, Madrid
empezó a despertar. Y lo hizo bajo un cielo de San Isidro que esta vez cubría
algo más que las vistillas, las rosquillas y los chulapos. Cobijó (y mojó)
conciencias, esperanzas y gritos mudos de miles de jóvenes, mayores y niños,
estudiantes, trabajadores y parados. Todos luchando por un mismo objetivo. Una
democracia real donde el poder resida en el pueblo y donde se respeten los
derechos universales. Un país donde no haya miedo a un futuro sin hogar y donde
las personas sean más importantes que el 'poderoso caballero'. Un país donde firmar
un contrato no sea firmar tu explotación y donde tener tres carreras, dos
máster y tres idiomas sirva de algo.
Ya
no hay carteles en la plaza, pero si en las conciencias. Gracias Madrid por tu
despertar, fue tu abrir de ojos más bonito. Tu mejor orgasmo.