La noche del 21 de Marzo acogió en el escenario del antiguo Palacio de los Deportes y actual Barclayscard Center, a los más grandes artistas nacionales e internacionales en la undécima edición de la noche de Cadena 100.
Dos
horas de música en las que 13 artistas y bandas hicieron disfrutar a las más de 14.000 personas que se
unieron a la cita solidaria. El
concierto se pudo ver en directo a través de Divinity y, probablemente, ya haya
cientos de videos de las actuaciones de los diferentes artistas circulando por
las redes. Por ello, os voy a contar lo
que ocurrió detrás del escenario, allí donde solo la prensa y algún que otro
avispado puede entrar.
El photocall comenzó una hora antes del concierto. La
sala ya estaba llena de periodistas, con las cámaras al hombro y las tarjetas
de memoria esperando a llenarse de imágenes y declaraciones de los mejores
artistas de la noche. En primer lugar, se encontraba el espacio para los
fotógrafos, el cual tenía varios niveles, algo así como una pequeña grada,
detalle que se agradece, porque si no, los codazos, las fotos con una mano en
medio del plano y los empujones empiezan a ser lo normal a partir del primer
disparo. Más adelante, siguiendo la fila, se encontraban las alcachofas
sujetadas por reporteros dispuestos a llevar a cabo ese gran momento del
“canutazo”. Para aquellos que desconozcan el término, se trata de ese momento
en el que un periodista coge el micrófono y… aquí te pillo, aquí te grabo.
Corto, conciso y sin que el sonido sea tratado por ninguna máquina o programa
de edición. A pelo, vamos. Y después, con grabadora en mano y cascos
puestos, quedan, al final de todo, los que no necesitan imagen y recogen
declaraciones para la radio, también a modo de canutazo, pero más sutil y sin
alcachofa de por medio.
Una
vez situados, comienzan a pasar las caras conocidas. Los primeros fueron Dvicio,
un grupo de amigos que, en apenas un año, se han convertido en un grupo revelación cuyo single Paraíso,
no ha parado de sonar en
todas las radios. Quizá, algo tímidos todavía, posaron ante las cámaras y
estuvieron un buen rato atendiendo a la prensa y cantando a capela fragmentos
de sus canciones.
Sheppard fueron los segundos en pisar la alfombra morada.
Simpáticos, pero algo desubicados por ser los más internacionales del
cartel, respondieron a las preguntas de los periodistas con alguna dificultad
que otra con el inglés. Aun así, los seis, que lograron
desbancar del número 1 al éxito mundial de Pharrell Williams, sonrieron y
atendieron pacientemente y con humor a todo aquello que les preguntaron.
Foto: Patricia Muñoz
El tercero, jugaba en casa. David Otero, el madrileño que fue guitarrista y compositor de la
banda El canto del loco, sigue triunfando en solitario y tras un año en
Argentina (país natal de sus dos hijos), El Pescao regresa a España con Ultramar, su nuevo disco
grabado en Buenos Aires en un pequeño estudio de veinte metros cuadrados
en el barrio de Palermo. David y su banda posaron relajados ante los focos,
tomándose su tiempo y dejándonos a los fotógrafos tirar todas las fotos que
necesitáramos. Un ritmo tranquilo que se agradece y que parece se le ha pegado
de su estancia en América Latina.
Foto: Patricia Muñoz
Maldita Nerea fueron los siguientes. Y es que siempre
que se les brinda la oportunidad, no dudan en participar, incluso en organizar
conciertos benéficos. Como dice la canción que lleva por nombre el
título de su último disco, Mira dentro: No pedimos tanto, nada que no puedas
ver. Esta vez solo pedían, junto con los demás artistas, Manos Unidas y Cadena
100, una educación digna para todo el mundo, en concreto para la ciudad de
Hosana, en Etiopía.
La quinta artista esperada era Marta Sánchez,
pero Amaia Montero se adelantó a los flashes. Con unos tacones
negros de infarto, unos pantalones rotos y una chaqueta de cuero, la antigua
vocalista de la Oreja de Van Gogh posó con un look de lo más rockero ante
los periodistas.
Una de las grandes sorpresas del photocall
llegó a eso de las 21:05. Mientras en el escenario cantaba
Dvicio y comenzaba la música en la noche de Cadena 100, Mclan llegaba a la
alfombra con una grata compañía. Un hombre bajito, con boina, dos
patillas y con apellido de queso. Efectivamente, era Fito Cabrales.
Sonrientes, haciendo bromas con los periodistas y poniendo caras como
adolescentes haciéndose selfies, pasaron por los objetivos de los
fotógrafos, para después quedarse un buen rato respondiendo preguntas y
haciéndose fotos con aquellos periodistas que no pudieron resistirse a hacerse
una foto con estas dos grandes figuras del rock español.
Algo más callada, menos sonriente y con un
pose muy ensayado, llegó Marta Sánchez. Flases, alguna pregunta y al camerino a
prepararse para cantar.
Foto: Patricia Muñoz
Manolo García fue el siguiente y como un pajarillo
de barro adorable que se cuela en una habitación llegó ante los
periodistas. Sin revuelo ni prisas, tuvo tiempo para todos. Y todos, en el
fondo, deseamos abrazarle, porque es casi como un padre rockero que nos
acompaña desde los 80.
Foto: Patricia Muñoz
Y cuando la calma de Manolo García reinaba en
la sala de prensa, llegó el que consigue revolucionar a todos. El que
empezó dando vueltas sobre sí mismo y el que ha terminado dando vueltas, pero
alrededor del mundo con su música. David Bisbal llegó, como pudo, a la alfombra morada. Los empujones
por coger el mejor sitio y el mejor encuadre, comenzaron. Y David, paciente,
sin pestañear, posaba ante nosotros con una gran sonrisa, ofreciendo varios
guiños de ojo y colocándose para la foto con su famosa postura con el dedo
señalando la cámara. Después, pasó a los micrófonos y allí se formó lo que
siempre se forma cuando aparece el almeriense en un evento: un barullo de alcachofas
y periodistas que se amontonan y luchan por el mejor sitio. Mientras, David
contesta a las preguntas durante varios minutos y a pesar de que su
representante y las organizadoras del evento le advierten de que tiene que
acabar ya, él atiende a la prensa durante unos cuantos minutos más. Y al final,
como siempre, se lo llevan corriendo. Eso sí, antes de irse añade “Gracias a
todos por venir. Nos vemos ahora en el escenario. Gracias, de verdad”. Y es que no
hay ocasión que el rizos no agradezca mil y una vez el cariño que recibe de
todos sus fans y de los periodistas. Y eso, también se agradece.
Foto: Patricia Muñoz
Foto: Patricia Muñoz
Juanes pasó algo rápido y tampoco fueron muchos los que
se acercaron a coger declaraciones y es que, siendo tan tarde, la mayoría de
los periodistas ya estaban dentro de la pista del palacio cubriendo el
concierto.
Foto: Patricia Muñoz
Y cuando ya todo parecía acabado, llegó ella. Paulina Rubio. Con unas enormes gafas de sol, un abrigo de piel a
rayas y unas botas altas de tacón, apareció corriendo posando enloquecida
haciendo corazones con las manos, tirando besos a los periodistas y descolocando
un poco a todo el que estaba allí presente. Muchos soltaban
carcajadas, otros se quedaron ojipláticos y otros, que ya la conocen, no se
sorprendieron de absolutamente nada. Algo así como su polémica entrada al
Hormiguero el pasado día 23 de Marzo.
Foto: Patricia Muñoz
Y después de este desconcierto, algunas
bromas y unas cuantas risas, cada uno recogió su material, su cámara,
sus tarjetas, su alcachofa y su libreta y pasamos al show, al que
queda cara al público y del que muchos miles de personas disfrutaron. Pero ahora,
los que habéis leído esto ya podéis formaros una visión más completa de lo
que aquella noche sucedió entre bambalinas, detrás del escenario, más
allá del espectáculo.
Foto: Patricia Muñoz
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