Es curioso cuando intentas evadirte y bajar
del mundo como Mafalda pedía,
y ves que no hay salida. Que el mundo lo paran para que tú escapes. Es curioso
ver como intentas olvidar y lo único que consigues es recordar minuto a minuto. Olvidas que olvidaste recordar tiempos pasados. Es curioso sentirse
frágil, débil y solo, cuando solo apenas unos días creías ser el rey del mundo.
Es curioso que una de las pocas
cosas que consigue que te evadas, sean unas cuantas páginas encuadernadas
repletas de palabras, aquello que llamamos libro. Que aunque algunos lo tengan
como pata de una mesa, para otros nos sirve de dosis y medicina para no caer en una máxima tristeza y
desolación.
Es curioso como al comenzar a
leerlo notas como tu congoja
disminuye y consigues
evadirte en las líneas del autor. Sin embargo, parece que las palabras se van
transformándose y se ordenan de tal modo, que comienzan a decir aquello que
parece que debes oír. Es como si estuviesen allí por algún motivo. Para buscar
tu oído y llegar a tu conciencia. Como si hubiesen sido escritas para ser leídas en ese mismo instante. Como si
hubiesen sido colocadas en esa misma página y tú debieses leerlas en ese
dichoso momento, con esas mismas circunstancias, que al fin y al cabo, es lo
que eres, ya lo decía Ortega.
Es curioso ir por la página 226 y encontrarse cosas como esta: “Apreciamos las cosas solo cuando empezamos a
perderlas, cuando empezamos ya a echarlas de menos”. Es curioso, porque me imaginé a Gala, susurrándome al oído y
repitiendo sus frases una y otra vez.
Y en la 227 seguía… “A nosotros no nos sirve la
experiencia. El dolor y el amor son siempre nuevos” “Nadie ha de detenerse más
de lo imprescindible en el tiempo que le duele, pero yo me empecino en no salir
de él”
Y como la protagonista del
libro, también me empeciné en no evadirme y Gala consiguió que mi
noche de escape del mundo, se convirtiese en una noche llena de reflexiones y
pensamientos. Gala consiguió que no
pegase ojo. Y es curioso cómo consiguió que después de mucho tiempo,
perdiese mi miedo y me sentase a escribir.
Es curioso como unas líneas en
páginas encuadernadas, a lo que llamamos libro, puedan decirte más que una
persona a la que llamamos amigo. Al fin y al cabo, para algunos un libro
termina siendo un amigo
más.
Es curiso que encuentré un blog que me haya hecho meditar tan bacano como el tuyo.
ResponderEliminarSaluditos :)
Muchísimas gracias Jorge,
EliminarSe agradecen éste tipo de comentarios.
:) Un saludo!