lunes, 9 de noviembre de 2015

Alba y Luis, ganadores de la VI edición de 'World Salsa Masters'

Por sexta vez consecutiva, los profesionales más relevantes del baile latino se han congregado en la capital para celebrar la sexta edición del Madrid Salsa Festival.

Un gigantesco evento que combina espectáculos, talleres, formación, competición y ocio en un mismo recinto; el Hotel Madrid Marriott Auditórium el hotel más grande de Europa, que, después de su reciente renovación (con una inversión de 25 millones de euros) y adhesión a la cadena Marriott International, lució un nuevo interiorismo (mucho más minimalista y moderno) diseñado por Requena y Plaza. 

Han sido más de 7.000 personas de 50 nacionalidades diferentes las que han conquistado el parqué madrileño para bailar al ritmo de salsa, bachata y kizomba hasta la madrugada del 8 de noviembre (en la fiesta de clausura en Cats). Tres días sin parón que valga, donde el plato fuerte tuvo lugar la noche del 7 de noviembre, con la II Edición del Campeonato del Mundo de Salsa “World Salsa Masters”.

Frente a las más de 2.000 personas que abarrotaron las butacas del auditórium del hotel, compitieron 10 parejas de 9 nacionalidades diferentes, todas ellas con una importante trayectoria, títulos y reconocimiento internacional a sus espaldas. El primer premio, dotado con 7.000 euros, fue a parar a manos de Alba Ibañez (España) y Luis Chávez (Chile). El segundo puesto ha sido para los italianos Serena Maso y Simone Sanfilippo, y el tercero para la española Julia Fernández y el venezolano Yeifren Mata. El público coincidió con el jurado y premió con 2.5000 a la pareja ganadora del campeonato, Alba y Luis.

“Esto es algo con lo que llevo soñando desde que tenía quince años” confesaba el chileno en el camerino. Y es que, cuando Pablo Vilches, organizador y creador del evento pronunció sus nombres y Adrián y Anita, campeones de la anterior edición les entregaron el premio, ninguno de los dos pudo evitar la emoción y las lágrimas ya que por problemas familiares y diferentes contratiempos, no habían podido preparar la competición como les hubiera gustado.

La valenciana tardó algo más en asimilarlo y ya detrás del escenario seguía en shock, con el premio reposando en el tocador y los papeles del cheque sobre la mesa esperando a ser firmados. “Luis, ¡que hemos ganado!” repetía la bailarina como para autoconvencerse de la noticia.

“Esto supone un empuje para seguir mejorando porque ganar un campeonato no significa nada si no sigues trabajando duro para mantenerte ahí. Lo que nos da es mucho ánimo porque nuestro trabajo está dando resultado” decía la valenciana mientras se quitaba los zapatos. “¿Qué hago quitándome los zapatos? Ya no sé ni lo que hago de los nervios que tengo” bromeaba.

Y ya entre risas, confesaba el chileno: “menos mal que me he puesto los calzoncillos negros, porque en medio de la actuación se me han roto los pantalones” decía mostrando un imperdible que los sujetaba por la bragueta.
Emocionados todavía dedicaron el premio a su familia, alumnos, seguidores y “a toda la gente que ama el baile”. 

La competición terminó, pero la fiesta continuó repartida en los múltiples salones del hotel, donde la salsa, la bachata y la kizomba no dejaron de sonar hasta las 11 de la mañana.

Parecía como si esos zapatos de tacón bajo, de unos 7 cm de altura, dieran a los asistentes un poder sobrenatural para aguantar bailando sin descanso, con cualquiera que pasara por delante, sin importar edad, altura y nombre. Con un simple: ¿Bailas? era suficiente para pasar los dos minutos de la siguiente canción bailando con una compenetración digna de los mejores escenarios.

Con tacones o sin ellos, este festival, uno de los congresos más importantes de baile de Europa, consigue que Madrid deje a un lado su ritmo más vertiginoso y se mueva, por unos días, en clave de son.






Más fotografías en: Patricia Munoz Photography



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