Desde hace unos días, algo
ronda por mi cabeza y no me deja dormir. La visita del Papa en la Jornada
Mundial de la Juventud, que será del próximo 16 de agosto al 21 del mismo mes.
Todo el mundo está ansioso, las noticias rebosan los telediarios, los carteles
se pueden ver en las grandes ciudades y hasta en los pueblos más recónditos de
la alcarria. Las ciudades se preparan para el recibimiento y los gobiernos
engalanan las calles más que nunca. Se preocupan de que Madrid luzca sus
mejores galas y de que haya espacio suficiente para que las carrozas pasen sin
problemas. Sin embargo, estoy algo desconcertada…
Desde los tres años he sido
educada en un colegio religioso, del que me enorgullezco y doy gracias por los
valores que me han inculcado. Durante 15 años he dado religión, he oído
parábolas preciosas y enseñanzas que me han ayudado en momentos difíciles. He
aprendido la historia de Jesucristo y su palabra pero ahora, con esta jornada
de la juventud…nada me cuadra y os explico por qué:
En mi colegio me enseñaron que
Jesús era hijo de María, una mujer humilde, joven que a pesar de no tener nada,
aceptó la misión del Señor. Estaba casada con un hombre llamado José,
carpintero y trabajador desde joven, muy humilde también. Tuvieron a Jesús en
un establo, en el más humilde escenario, entre una mula y un buey que eran los
encargados de darles calor. Aquel niño sería el nuevo rey, rey de reyes. Rey de
pobres.
Creció sabiendo que iba a morir
por todos, que nos salvaría. Vivió humilde, con lo justo y necesario,
dedicándose a los demás y dando sin esperar nada a cambio. Recuerdo la
parábola de la viuda pobre en la que Jesús decía: “Les aseguro que esta viuda pobre
ha dado más que todos los otros que echan dinero en los cofres; pues todos dan
de lo que les sobra, pero ella, en su pobreza, ha dado todo lo que tenia para
vivir.”
Enseñanzas como esa son las que
se me han quedado grabadas y con las que he intentado crecer día a día. Pero me
parece que quien es el representante de la Iglesia, y podría decirse que el
Jesús de nuestro tiempo… no ha entendido muy bien lo que el verdadero Jesús
quiso decir.
Jesús fue recibido en Nazaret
con ramos de olivo, con aplausos, con flores y ovaciones. Sin embargo, el Papa
será recibido con 50 millones de euros. Vendrá con carruajes, una capa nueva,
que no he conseguido informarme de cuánto cuesta pero me lo puedo imaginar.
Jesús sin embargo vino montado en un burro, descalzo y con una tela por vestido
y aun así, fue el Rey.
El ayuntamiento de Madrid se ha
volcado en el acto y pondrá 4.100 agentes de seguridad, 600 de limpieza, así
como 1.360 turnos de médicos, enfermeros y técnicos del Samur-protección
Civil. 202 colegios públicos estarán abiertos para la jornada y acogerán al
igual que 42 polideportivos, 12 centros culturales, 6 auditorios y 4 zonas
verdes, entre ellas el retiro, a los asistentes. (Según el diariocrítico)
Todo ello para alojar a todos
aquellos que vengan a ver al Papa, que tampoco les saldrá barato, ya que la
inscripción cuesta alrededor de 45€ si solo se asiste el fin de semana y 120
euros la semana completa.
Hasta la empresa de papel
higiénico Renova se ha implicado en el recibimiento y ha aportado 7000 rollos
de papel higiénico aromatizado de los colores del Vaticano (blanco y amarillo)
para ser usado como serpentinas gigantes durante la JMJ.
Y viendo todo esto, solo pienso
en qué diría Jesús si levantara la cabeza… Con lo que el sufrió por levantar la
iglesia y enseñar lo que su padre quería. Me dan ganas de hacer lo que Jesús
hizo en la sinagoga y quien no lo sepa que se informe, que es uno de los momentos
más sorprendentes de la biblia. En resumidas cuentas… Jesús entró y la lió
parda.
Cada vez que pienso en esto y
veo las noticias me hierve la sangre pensando que al mismo tiempo que se están
gastando 50 millones de euros, en Somalia, 90.000 niños sufren desnutrición y
probablemente mueran en los próximos días y meses si no se hace algo YA.
Se está pidiendo ayuda a
gritos, a través de la red, la televisión, la publicidad… Y se sabe que con 10
millones se podrían salvar a esos 90.000 niños. Es decir, una quinta parte de
lo que se va a gastar en 5 días en Madrid, sin necesidad alguna. Qué pena me
dan esos niños, que su único error ha sido nacer en un sitio equivocado en los
que se encuentran abandonados a su suerte. Pero más pena me dan aquellos que se
hacen llamar primer mundo o países desarrollados, que gastan millones de euros
en recibir a una sola persona, y donde lo más importante no es la fe o las
enseñanzas de una religión sino el dinero que se puede sacar con ella. PENA,
siento PENA.
Pena de que haya un despliegue
así por una persona, y que por 90.000 personitas no se haga nada. Pena de que
se imponga 1000 turnos de médicos y no seamos capaces de mandar ni la mitad al
tercer mundo. Pena de que se abran colegios, polideportivos y zonas verdes para
que los asistentes tengan techo mientras que día a día duermen cientos de
personas en las calles de Madrid sin techo alguno. PENA.
Que cada uno viva la religión
que quiera y como quiera siempre y cuando favorezca a la propia persona y a los
demás y vaya más allá del dinero y el éxito. Que no sea un motivo de alienación
sino de liberación propia y paz interior.
Y por favor, no olvidemos que bajo el
ecuador, esa línea que divide la tierra en ricos y pobres, también hay
personas.
Cómo me gusta patricia! Acabo de descubrir que tienes un blog y como ya te dije una vez, creo q vales mucho para escribir. Sobretodo las cosas que tienes para escribir. A mi también me conmueve y me alucina como puede haber cosas como estas.
ResponderEliminarEnhorabuena, y sigue escribiendo que aqui tienes a una seguidora.
Un besin.