jueves, 20 de marzo de 2014

GRAFITEROS DEL SIGLO XIX. Kyselak y Eternity.

Cuando pensamos en arte, pensamos en lienzos, pinceles, óleos y museos. Pero… ¿Y si cambiamos el lienzo por la pared, el pincel por la brocha, el óleo por el spray y los museos por la calle? Sí.  Estamos hablando del arte urbano.
El arte que surgió de lo ilegal, de las revoluciones, de querer gritar al mundo lo que uno piensa o simplemente de querer que los demás disfruten de un paseo por las calles de su ciudad, pintando de color el gris del cemento, haciendo que los viandantes se sorprendan y vean algo diferente a esa publicidad y carteles que inundan las paredes de las grandes metrópolis.
Apuesto a que más de un madrileño ha pasado por alguna callejuela de Madrid centro y no ha podido resistir a pararse ante algunas sorpresas que nos deparan esas paredes. Sin embargo, el arte urbano no es algo contemporáneo. El arte urbano viene de muchos años atrás.
Ya en el siglo XIX, muchos eran los que dejaban su “huella” allá por donde pasasen. Kyselak, fue uno de ellos. Apostó hacerse famoso en todo el imperio y decidió dejar su nombre grabado en la piedra de todas aquellas cimas que conquistase.
En el siglo XX, durante las primeras décadas, nos encontramos a Arthut Stace que, obsesionado con una lectura que escuchó en una iglesia evangélica, comenzó a escribir la palabra “Eternity” en todas las aceras de Sydney y así hasta medio millón de veces. Son, podríamos decir, los antecedentes más antiguos que conocemos, quitando eso sí, las pinturas rupestres.
Las técnicas han cambiado. Ya no se graba en la piedra, ni es la tiza la que pinta en la pared. El spray comparte hoy escenario con otros materiales y utensilios como el papel, la brocha, el cemento, el cristal… Todo material urbano que se adapte a la calle y ante todo, la respete, sirve. Incluso la pared ha dejado de ser el único lienzo de éste arte. Aceras, farolas, escaleras, etc. Cuanto más novedoso, escondido o visible sea el escenario, mejor.
Hoy en día, el arte urbano ha pasado a un plano menos secundario. Las calles están invadidas de intervenciones y cada vez son más los colores que inundan la ciudad. Aprendamos a mirar más allá del gris. El arte está más cerca de lo que pensamos

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