miércoles, 8 de mayo de 2013

Saul Bass. Un artista de cine


“La creatividad es transformar algo común y corriente e incluso trillado, en algo totalmente fresco y extraordinario”
Y sin duda, él lo consiguió. Saul Bass, que hoy cumpliría 93 años, fue el maestro del diseño gráfico que revolucionó la estética del séptimo arte y que desde entonces ha sido una de las grandes figuras en el mundo del cartelismo cinematográfico.
¿Quién no ha visto alguna vez la imagen del señor sentado en una escalera con tres globos en la mano? Más que carteles cinematográficos, las imágenes de Saul Bass se han convertido en iconos para las diferentes generaciones, algunos incluso se han llevado al mundo de la moda y se han plasmado en algunas camisetas.
Sin embargo, ya es hora de ir más allá de los dibujos y saber quién está detrás de esas obras maestras.
Saul Bass nace en Estados Unidos, Nueva York, en los años 20. Dedica toda su vida al diseño gráfico. Desde pequeño, pasa su tiempo dibujando y creando hasta que empieza a formarse en  la escuela de Artes League en Nueva York y después en el Colegio de Brooklyn. En este último conoce a Gyorgy Kepes, también diseñador gráfico, que será su profesor e influirá en el estilo de Bass. Le introdujo al estilo  Bauhaus de Moholy y al constructivismo ruso. De hecho, si comparamos imágenes de ambos, podemos encontrar grandes similitudes en su estilo, colores y formas.
Cuando Saul Bass tiene ya una formación y ha colaborado en varias agencias, viaja a Los Ángeles y con 30 años abre su propio estudio dedicado a la publicidad. Allí conoce a Otto Preminger quien lo invitó a diseñar el poster para su película Carmen Jones. Cuando estaban trabajando en ello, ambos se miraron y dijeron: “¿Por qué no hacemos que se mueva?” de este modo, Bass modernizó los títulos de crédito y comenzaron a llegar los encargos de la mano de la fama.
No era consciente de lo que se le venía encima, pero a partir de esa creación, directores de la talla de  Alfred Hitchcock,  Martin Scorsese o Billy Wilder, querrán contar con él para sus próximos proyectos.
Hitchcok contó con él en películas como Vértigo (1958), Con la muerte en los talones (1959), o la famosísima Psicosis de 1960.
Scorsese le llama para que realice los créditos de  Cape Fear en 1991,  junto a su esposa Elaine, colaboradora y ayudante incondicional del diseñador desde 1956. Y por último, “Casino” de 1995 la última secuencia de títulos que Bass dejó para el recuerdo antes de su fallecimiento en 1996.
Destacan en su carrera trabajos para películas como Anatomía de un asesinato,  La lista de Schindler, Buenos días tristeza, West Side Story, La Edad de la Inocencia o El hombre del brazo de oro.
Los carteles de Bass pueden parecer en una primera impresión demasiado simples, sencillos y casi sin elaboración previa. Sin embargo, fue eso precisamente lo que hizo que se convirtiera en maestro.
Saul Bass consiguió a través de colores planos, formas simples, geométricas y con una tipografía sencilla, resumir todo el contenido de una película de dos horas de duración.
Daba importancia al tiempo previo de la realización de los proyectos, estudiaba y analizaba qué quería comunicar y cuál era el objetivo final. Después de esta fase de estudio previo, Bass se ponía manos a la obra y comenzaba su proceso de elaboración.
Si hablamos de formas;, son sencillas, geométricas, conceptuales y esquemáticas. Hechas a mano alzada en ocasiones y sin mucho detalle en el dibujo. Sin embargo, transmiten todo lo que Bass quería que transmitieran. Formas sencillas pero complejas semánticamente. Además, esta sencillez se suele mezclar con un fondo elaborado y más complejo. Mezcla técnicas y herramientas; su tipografía es tanto impresa como a mano, e incluye recortes en algunos de sus carteles. Sus frases y tipografía terminan convirtiéndose en auténticas imágenes visuales.
En cuanto a los colores, utiliza siempre colores planos. No abusa de la gama cromática y se centra sobre todo en rojos, blancos y negros en sus variantes. La mezcla de estos tres colores, dan a sus carteles un toque de fuerza, agresividad incluso y potencia visual.
Bass lo tenía claro, su trabajo era algo sencillo pero con un trasfondo complejo. Recurría a la retórica y a las metáforas para llamar la atención del espectador. Él mismo lo describió así: “Las cosas que son lo que parecen, cumplen su función y pronto se convierten en tediosas. Lo ambiguo es intrínsecamente más interesante, más desafiante, más misterioso y más potente. Obliga a volver a examinar. Agrega tensión y otorga vida y debido a que hay más que descubrir, tiene mayor longevidad”
Está ahí quizá el éxito de este diseñador gráfico, hacer de algo sencillo, algo extraordinario. Hacer del “menos es más” del arte, una realidad.

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