miércoles, 15 de mayo de 2013

FELIZ CUMPLEAÑOS 15M


Hace dos años, escribí esto. Y ahora, en el segundo cumpleaños del 15M creo que es digno de volver a sacarlo a la luz. "No nos fuimos. Nos mudamos a las conciencias":


Cuántas cosas habrán presenciado Carlos III y su caballo, desde ahí arriba…
Han estado presentes en las últimas 30 celebraciones de año nuevo, habrán visto reencuentros, reconciliaciones, peleas y rupturas de pareja. Han sido los protagonistas de millones de fotografía que los turistas hacen con ilusión para mostrar a sus familias el lugar tan bonito en el que han estado. Han visto a Madrid crecer, llorar, sonreír… Han visto al Madrid nocturno, al que amanece y al que permanece quieto a pesar de los transeúntes incansables que pasean a su alrededor.
Sin embargo, Carlos III, el mejor alcalde de Madrid ha sido, en estos últimos meses, testigo de uno de los acontecimientos más relevantes ocurridos en esa plaza. Ha sido testigo de cómo la juventud de su Madrid, se ha levantado, indignado, y ha protestado por las injusticias. Ha visto como de forma espontánea, se han quedado a dormir miles de personas a su lado, por un motivo común: Un futuro digno, una democracia Real Ya.
Ha sido un mes lleno de gritos mudos, pancartas, deseos, esperanzas. Un mes en el que se ha demostrado que sin violencia también se consiguen cosas. Que la población existe, y que sin nosotros, los políticos no son nadie. Que no nos conformamos con trabajar en el telepi, que si tenemos carrera es para ejercerla. Que somos la generación más preparada de la historia y sin embargo, la que menos futuro tiene. Se ha demostrado que no solo los jóvenes son los que están indignados, sino también sus padres, los que saben que tendrán a sus hijos en sus casas hasta los 30, porque ahora la juventud, no acaba hasta los 32. Se han unido padres, abuelos, niños…

Gente de todos los partidos, de todas las ideologías, de todos los países y rincones del mundo, todos, han asistido al movimiento 15M a expresar que ellos también están indignados y cansados de la situación por la que está pasando España. El país ha aguantado mucho hasta que ha explotado. Nos hemos conformado durante mucho tiempo con las injusticias, sin embargo, España y los españoles ya no podían más. Probablemente Carlos III desde su caballo hubiese hecho lo mismo y hubiese salido a cabalgar por la plaza pidiendo explicaciones.

El 15M no culpa a un partido concreto, ni a un gobierno. El 15M se indigna porque hoy en día la política no consiste en mirar por los ciudadanos, sino en ver cómo puedo dañar al partido oponente. No son vagas quejas. Para verlo solo hay que escuchar cualquier discurso de cualquier político de hoy en día. Gastan horas y horas en la cámara, atacándose y respondiendo a los ataques durante horas. Ni una propuesta, ni un acuerdo. Ataques, reproches, imputados, deudas, Casos Gürtel, acusaciones… Así es como intentan levantar España, tanto unos como otros.
Por eso, el 15 de mayo, el pueblo salió a la calle a pedir explicaciones, a indignarse y a pedir una Democracia Real Ya.

Muchos son los que juzgan desde fuera y sin saber. Denominan al movimiento como una revuelta hippie, llena de antisistemas y comunistas. Creen que en la acampada, solo se fuma porros, se canta y se queja uno por todo. A esos, tengo que decirles, que en este primer año de carrera, en la facultad de ciencias de la información de la complutense de Madrid, he aprendido que lo más importante para un periodista es ver la noticia con sus propios ojos, ser partícipe de ella e implicarse como uno más, conociendo y viviendo la noticia para luego contarla de la forma más objetiva posible. Pero creo que no hace falta un año de periodismo para saber esto. A mí mi madre desde bien pequeña, ya me dijo que de lo que no sepa, no hable, y si lo hago, que sea de forma humilde y sin juzgar. Por eso me sorprende que personas, incluso algunas que presumen de su profesionalidad y educación, juzguen esta acampada, sin haber pasado una sola noche allí.

Se habrían dado cuenta, de que en la acampada no solo hay personas de izquierdas (que las hay) como las hay en los bancos y en las empresas, sino que hay también personas de derechas,(Si, si y con trajes), personas que no les gusta la política, o personas que saben tanto de política, que se abstienen de elegir a uno de los partidos. Se habrían dado cuenta, de que en las asambleas, TODOS independientemente de ideologías, tenían la palabra y el micrófono para decir y opinar con respeto, sobre lo que quisiesen. De hecho, si hubiesen estado lo que si que no se hubiesen encontrado, son símbolos políticos o mención de cualquier ideología, de hecho, si la hubiese, la comisión de respeto, ya se hubiese encargado de quitarla. Por tanto, la acampada no está formada por comunistas ni derechistas. Sino por personas indignadas que quieren un cambio.

Como decía, si hubiesen estado allí sabrían que en la acampada no solo se fuma porros (que también, como en las paradas de autobuses, y en las salidas de los institutos, por desgracia), sino que se demuestra que una verdadera democracia es posible. La acampada comenzó con unas cuantas tiendas de campaña y terminó con comisiones de respeto, de alimentación, de infraestructura, de enfermería, de información y con una guardería y una biblioteca, entre otros. Y todo ello con ningún ingreso de por medio, sin esperar una recompensa económica, todo con la ayuda de los que pasaban por ahí y los que mostraban su apoyo comprando un kilo de arroz y llevándolo a alimentación. Se ha demostrado una democracia envidiable, con decisiones tomadas siempre por mayoría, a través de un consenso y un diálogo previo, dando la voz a todos y todas las que querían expresarse.

Si hubiesen estado allí…cuánto hubiesen visto y aprendido.
Qué pena que ya no tengan oportunidad de hacerlo. Ya se ha acabado la acampada Sol. Pero comienza otra “acampada”. Tomamos la plaza, y ahora toca  “tomar”  las conciencias de cada uno, de cada barrio y cada grupo de amigos.  Ahora nos toca a cada uno pedir cambios y soluciones, actuemos y empecemos por nosotros mismos.

Sabemos el camino de vuelta.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Saul Bass. Un artista de cine


“La creatividad es transformar algo común y corriente e incluso trillado, en algo totalmente fresco y extraordinario”
Y sin duda, él lo consiguió. Saul Bass, que hoy cumpliría 93 años, fue el maestro del diseño gráfico que revolucionó la estética del séptimo arte y que desde entonces ha sido una de las grandes figuras en el mundo del cartelismo cinematográfico.
¿Quién no ha visto alguna vez la imagen del señor sentado en una escalera con tres globos en la mano? Más que carteles cinematográficos, las imágenes de Saul Bass se han convertido en iconos para las diferentes generaciones, algunos incluso se han llevado al mundo de la moda y se han plasmado en algunas camisetas.
Sin embargo, ya es hora de ir más allá de los dibujos y saber quién está detrás de esas obras maestras.
Saul Bass nace en Estados Unidos, Nueva York, en los años 20. Dedica toda su vida al diseño gráfico. Desde pequeño, pasa su tiempo dibujando y creando hasta que empieza a formarse en  la escuela de Artes League en Nueva York y después en el Colegio de Brooklyn. En este último conoce a Gyorgy Kepes, también diseñador gráfico, que será su profesor e influirá en el estilo de Bass. Le introdujo al estilo  Bauhaus de Moholy y al constructivismo ruso. De hecho, si comparamos imágenes de ambos, podemos encontrar grandes similitudes en su estilo, colores y formas.
Cuando Saul Bass tiene ya una formación y ha colaborado en varias agencias, viaja a Los Ángeles y con 30 años abre su propio estudio dedicado a la publicidad. Allí conoce a Otto Preminger quien lo invitó a diseñar el poster para su película Carmen Jones. Cuando estaban trabajando en ello, ambos se miraron y dijeron: “¿Por qué no hacemos que se mueva?” de este modo, Bass modernizó los títulos de crédito y comenzaron a llegar los encargos de la mano de la fama.
No era consciente de lo que se le venía encima, pero a partir de esa creación, directores de la talla de  Alfred Hitchcock,  Martin Scorsese o Billy Wilder, querrán contar con él para sus próximos proyectos.
Hitchcok contó con él en películas como Vértigo (1958), Con la muerte en los talones (1959), o la famosísima Psicosis de 1960.
Scorsese le llama para que realice los créditos de  Cape Fear en 1991,  junto a su esposa Elaine, colaboradora y ayudante incondicional del diseñador desde 1956. Y por último, “Casino” de 1995 la última secuencia de títulos que Bass dejó para el recuerdo antes de su fallecimiento en 1996.
Destacan en su carrera trabajos para películas como Anatomía de un asesinato,  La lista de Schindler, Buenos días tristeza, West Side Story, La Edad de la Inocencia o El hombre del brazo de oro.
Los carteles de Bass pueden parecer en una primera impresión demasiado simples, sencillos y casi sin elaboración previa. Sin embargo, fue eso precisamente lo que hizo que se convirtiera en maestro.
Saul Bass consiguió a través de colores planos, formas simples, geométricas y con una tipografía sencilla, resumir todo el contenido de una película de dos horas de duración.
Daba importancia al tiempo previo de la realización de los proyectos, estudiaba y analizaba qué quería comunicar y cuál era el objetivo final. Después de esta fase de estudio previo, Bass se ponía manos a la obra y comenzaba su proceso de elaboración.
Si hablamos de formas;, son sencillas, geométricas, conceptuales y esquemáticas. Hechas a mano alzada en ocasiones y sin mucho detalle en el dibujo. Sin embargo, transmiten todo lo que Bass quería que transmitieran. Formas sencillas pero complejas semánticamente. Además, esta sencillez se suele mezclar con un fondo elaborado y más complejo. Mezcla técnicas y herramientas; su tipografía es tanto impresa como a mano, e incluye recortes en algunos de sus carteles. Sus frases y tipografía terminan convirtiéndose en auténticas imágenes visuales.
En cuanto a los colores, utiliza siempre colores planos. No abusa de la gama cromática y se centra sobre todo en rojos, blancos y negros en sus variantes. La mezcla de estos tres colores, dan a sus carteles un toque de fuerza, agresividad incluso y potencia visual.
Bass lo tenía claro, su trabajo era algo sencillo pero con un trasfondo complejo. Recurría a la retórica y a las metáforas para llamar la atención del espectador. Él mismo lo describió así: “Las cosas que son lo que parecen, cumplen su función y pronto se convierten en tediosas. Lo ambiguo es intrínsecamente más interesante, más desafiante, más misterioso y más potente. Obliga a volver a examinar. Agrega tensión y otorga vida y debido a que hay más que descubrir, tiene mayor longevidad”
Está ahí quizá el éxito de este diseñador gráfico, hacer de algo sencillo, algo extraordinario. Hacer del “menos es más” del arte, una realidad.